La prueba de glucosa en sangre es un examen que mide la cantidad de este tipo de azúcar, un parámetro que permite saber cómo el cuerpo está procesando esta fuente de energía con la ayuda de la insulina.
La glucosa es una fuente importante de energía, y proviene esencialmente de carbohidratos. Puede obtenerse a través del consumo de frutas, cereales, pan, pasta y arroz. En el caso de la insulina, se trata de una hormona que produce el páncreas y cuya función es procesar la glucosa para que se vuelva energía para el cuerpo.
Para realizar la prueba de glucosa, se necesita una muestra de sangre. Hay dos momentos en que se puede hacer esta medición: en ayunas durante al menos ocho horas (preferiblemente en la mañana), en cualquier momento del día o dos horas después de ingerir cierta cantidad de glucosa.
La muestra de sangre puede tomarse en laboratorio, para mayor precisión y seguridad; mediante un aparato portátil, es útil para seguimiento cotidiano en caso de diabetes.
En el caso de laboratorio, es conocida como prueba de glucemia.
Cuando el examen de glucemia se hace en ayunas, el nivel normal de glucosa debe ser entre 70 a 99 mg/dl (3.9 y 5.5 mmol/l).
Un nivel de 100 a 125 mg/dl (5.6 a 6.9 mmol/l) significa que se tiene una alteración de la glucosa en ayunas, un tipo de prediabetes, lo cual incrementa el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
Otros problemas de salud que también pueden provocar un nivel de glucosa en la sangre superior a lo normal:
La prueba de glucosa es esencial en el manejo adecuado de la diabetes, ya que permite hacer un seguimiento preciso de los medicamentos para esta afección, ajustar su dosis, aprender el efecto que tienen la alimentación y el ejercicio en los niveles de glucosa sanguínea (y gestionarlos en caso de alta o baja glucosa); además de comprender el efecto de otros factores, como enfermedades o el estrés, en los niveles de glucosa sanguínea.
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